El hombre de su vida




Yo era el hombre de su vida,
y ella me vestía con su ternura
cuando me deshabitaba o me caía.


Forzaba a besos mi cerradura
y anidaba en mis silencios.
Maquillaba cada ausencia
con el perdón que da la urgencia
de beberse mi compañía,
aunque fuese un caradura.


Yo era el hombre de su vida,
y ahora solamente un amigo.
Que nada exijo, que sólo pido
ser un quizás, un hasta pronto,
pero nunca Adiós, ni despedida.


Yo era el hombre de su vida,
y ahora soy un jugador eterno
que ve perdida la partida,
que ha perdido su amor,
que ha perdido su sueño.

Yo era el hombre de su vida, 
y ahora solo soy recuerdos… 



Txus di Fellatio 

El Príncipe de la Dulce Pena

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